lunes, 5 de abril de 2010

Lucas, sus noches de swing



Swing y té a las 3 de la madrugada. Lucas notaba que esto le hacía estar a gusto consigo mismo. Sabía que no siempre era todo una sonrisa, que el tiempo se envenena, y que a veces los silencios jugaban malas pasadas. Lucas sabía que no todo era sol en París, que el frío podía volver en abril, y que el sueño le podía quitar las mejores horas del día.

Pero nunca perdería ese pie que tambaleaba al ritmo de la batería, y la cabeza y su silbido seguirían siempre esos solos de Miles Davis y John Coltrane, los dos mezclándose a cada momento. París cambiaba a cada momento, pero si algo le hacía sentirse en París como en ningún otro sitio era ese swing que solo podía salir de estos dos genios, escuchados así a esas horas con té. Lucas se abrazaba a ellos a las 3 de la madrugada, y parecía que aliviaba toda la inflamación que llevaba encima.

Después de eso se dio cuenta que cuando se abrazaba a estos dos genios así, era porque no debía escribir más sobre él, y siguió con el swing.

Escuchaba Kind of Blue. Cinco de las piezas más grandes jamás creadas y tocadas, y todo eso tan solo en 10 horas, repartidas en 2 días, en un estudio de Nueva York. Nadie sabe cuánto tiempo le costó a Miles sacarse esos modos de la cabeza, esas notas que más bien eran excusas para cambiar de solista, y esos ritmos y melodías que rompían pero no por romper, sino porque así lo pedía la música que nacía de Miles, un camino hacía la flotación rítmica y armónica. A Lucas le encantaba esa reunión de amigos jugando. Miles les citó un 2 de marzo para tocar, sabían 4 esbozos de lo que podía ser pero no conocían como iban a ser los temas. No habían ensayado nada juntos, simplemente se reunieron ese día, Miles les contó 4 cosillas que tenía en la cabeza y se pusieron a grabar. Estas cosas no se explican, simplemente se tocan, y así nacen estos temas. Los amigotes de Miles Davis fueron John Coltrane al saxo tenor, Julian “Connonball” Adderley al saxo alto, Paul Chambers al Contrabajo, Jimmy Cobb a la batería, y Bill Evans al piano. Lucas siempre había pensado que tener que elegir a un tipo de estos para tomarse un café seria un dilema de los de moneda al aire. Moneda de 6 caras, claro está. Lucas insistía en que escuchase estas notas, estos comienzos y finales, y todo lo que existía entre medio, que no se sabe muy bien si eran continuaciones, improvisaciones monstruosamente enormes que dejaban a los principios y los finales sin sentido, o improvisaciones que dejaban los comienzos y finales como simples excusas para meterse dentro. Paul Chambers en el comienzo de So What, o Miles Davis en la improvisación de Blue in Green, o Cannonball en Flamenco Sketches, John (Lucas ya les tuteaba) en Freedie Freeloader, y Bill y Jimmy que no sabía en cual de todas les bajaría de una tarima. Simplemente en esta noche Lucas les escuchó una y otra vez, no paró los pies, y su cabeza seguía las improvisaciones casi con volante con guantes.

No dormiría, lo sabía, Paris a veces tiene esas cosas, esos giros, y esta vez no sería por las sonrisas, sino por el swing de estos 6 tipos que eran músicos, amigos, y algo más que nunca nadie podrá definir.

P.D. Solo queda decir una cosa, ¡qué grandísimas fotos!

1 comentario:

  1. Que 6 cracks !!!! Es curioso, pero el jazz es música de la noche, se estudia, se toca cuando la luz se va o ya se ha ido completamente... tu y yo sabemos que un músico de jazz no estudia por las mañanas, y menos hace un concierto a esas horas... se dedican pues a otras cosas o tipos de estrudios (o tocan en garajes y cuartos oscuros...).
    Y dejarse llevar en medio de la noche por los sinuosos caminos de una buena improvisación, encontrándote en medio de la noche en la reexposición del tema inicial... no tiene precio. Es soñar despierto !!!!!

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