jueves, 11 de marzo de 2010

Lucas, sus altos años



Lucas sabía que esto tarde o temprano debía llegar. El momento de dejar de bailar con las preguntas para llevárselas a la cama. A los 22 años Lucas había comprendido que en la cama lo único que no se quieren son respuestas. Solo esa sensación de estar fuera de toda explicación, de no querer saber el por qué de nada porque está tan claro que hay un porqué que os cubre como la noche estrellada que se ve ahora desde Paris que sería tan absurdo como querer contar las estrellas.

Sabía que iba a llegar el momento, que después de 22 años abriría una caja sin cerradura visible, ni llave en el llavero, y que podría decir eso sin hablar con metáforas, porque existe de verdad.

Sabía que algún día le llegaría una felicitación que leería justo por la Rue Monge, cerca de un número 19, una felicitación que le endulzaría el día, y tal vez la noche también, y tal vez tantos días y tantas noches, y tantos paseos por la Rue Monge. Y otra felicitación que le dejó un día clavado en la mente, y otra más que le llegó por duplicado, para que no pudiese negar que eso era verdad.

Lucas había vivido ya algunos años. Todavía le quedaba bastante para llegar a los altos años, pero no podía negar que hacía camino. Tenía muchas historias que contar todavía al lado de la ventana, mucha música que susurrar, y muchas cosas que recordar y rememorar, pero en ese día una pregunta más, de las que no quieren repuestas le vino para celebrar este día.

¿Realmente saben que me felicitan por llevarme las preguntas a la cama?

1 comentario:

  1. Permite que te felicite yo también por llevarte esas preguntas donde tú quieras, pero traerlas también a tu blog. Es estupendo leerte. Un saludo y una felicitación de cumpleaños desde Valencia.

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