martes, 16 de febrero de 2010

Lucas, sus promesas



París, otra vez ella. Lucas llevaba un tiempo acariciando la ciudad, pero esta vez se le quedaba pegada en las manos. Los mismos lugares, las mismas luces, incluso el mismo frío, pero esta vez todo eso se marchaba a la cama por las noches con él.

Todo parecía lo mismo, pero todo era distinto. Empezaba a salir el sol. París, por fin ella.

“Tendemos a pensar que los secretos son pequeños, ¿no? Como joyas, o como piedras afiladas o navajas que se pueden esconder y guardar en secreto de lo pequeños que son. Pero también hay secretos inmensos, y es precisamente por su inmensidad por lo que permanecen ocultos, menos para quienes han intentado abrazarlos. Esos secretos son promesas”

De A para X, John Berger

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