viernes, 16 de octubre de 2009

Eres todo lo que siempre soñé



No sé si conocéis a Jorge Luís Borges, supongo que seguro, al menos de nombre. Pues bien, fue nada más que un genio (y como todos los genios, un tipo también algo controvertido), que hizo del cuento un género absoluto, donde todo podía ser tratado, y con una forma y estructura perfecta. Pues bien, entre los libritos de cuentos, a saber cual mejor, tiene uno titulado “El jardín de los senderos que se entrecruzan”, que toma el nombre de unos de sus relatos. En este volumen Borges decidió en su día publicar un relato titulado “Pierre Menard, autor del Quijote”

En este relato Pierre Menard, un poeta francés Simbolista, quiere ser Miguel de Cervantes, y escribir el Quijote. Para esto dedica su vida a ser Miguel de Cervantes, vivir su vida, empaparse de sus condiciones, pero nunca leyó las páginas del Quijote. Llegada su hora se puso manos a la obra, y escribió la novela, su novela, su Quijote. El resultado: los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Quijote, y un fragmento del capítulo veintidós quedaron idénticos a los escritos por Miguel de Cervantes, punto por punto, coma por coma.


Esta tarde, mientras comía a las 15 horas (esto es casi merendar para los franceses, por eso digo la hora, porque realmente es bastante prescindible) estaba viendo una película: Antes del atardecer. Se trata de la secuela de Antes del amanecer del mismo autor, gravada 9 años antes. Por cierto, el autor es Richard Linklater. Os la recomiendo un montón. Pues entre los diálogos de esta genial película me vino a la cabeza Pierre Menard. Sí, en uno de los diálogos más interesantes de toda la película oí esa frase que escribí en uno de mis primeros escritos que guardo con mucho cariño en un cuaderno de hojas blancas. Ahí estaba la frase escrita en los subtítulos de la película, pronunciada por los actores, escrita por el director, y sin saberlo escrita también un día entre bandazos del tren de cercanías camino a mi casa.


Ha sido un momento mágico. Otro momento mágico. Y de eso va la película, de momentos mágicos. Y de cómo no se pueden olvidar, por mucho que se intente, por mucho tiempo que pase. Hay cosas que no se olvidan. Una noche en la vida de Jesse y Celine, juntos, es el resorte que enciende en ellos quién sabe qué para que quede en ellos un vacio de amor que no encontraran en ninguna otra parte. Es un momento, evidentemente, en el que como dicen en la película, se pone tanto romanticismo que jamás se vuelve a sentir lo mismo. En fin, esa frase se quedará ahí: eres todo lo que soñé!

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